Como es habitual tras la cena, me dirigí hacia la nevera a por una mousse de yogur natural azucarado. No me gusta citar marcas, así que tan sólo daré una pista: DANONE. Hasta aquí, todo bien, ¿no? Bueno, pues tranquilitos que aún no he terminado.
Extendí el brazo, prendí el primer envase que a la Casualidad antojósele, y cuál fue mi sorpresa al retirar la tapa para lamer su anverso (siempre se queda pegado un poco de producto) y comprobar que en dicha lámina, señores y señoras, HABÍA UN AGUJERO.
Sí, como lo oyen, un diminuto y puñetero agujero intentando pasar desapercibido ante el ojo del consumidor. Un consumidor muy cabreado y desilusionado, que sólo quería disfrutar de la suave y esponjosa textura de su postre tras un duro día de descanso.

Ante semejante situación, traté de sentarme en una banqueta para serenarme un poco, pero no lo logré, pues la única banqueta que tengo estaba cubierta por unos trapos viejos, y no quería mancharme el culo de ketchup añejo. No esa noche.
Entonces, comencé a buscar responsables mentalmente y cuando todo parecía blanco y en botella (o en envase) caí en la cuenta de que ese lote en particular había sido adquirido en las grandes superficies 'Alcampo'.
Vaya, la lista de sospechosos se multiplicaba como la cremosidad de un Danissimo... ¿La culpa de este desagradable percance sería atribuible a la multinacional francesa especializada en lácteos, o más bien a la filial española de hipermercados del Grupo Auchan? Con lo que molaba Jumbo. Esos sí que sabían tratar con delicadeza su mercancía, y no estos proxenetas de yogures. En fin, esperaré a la resolución del Juez para contaros en qué acaba todo esto.
PD: Al final lo tiré a la basura y me tomé un Bony.
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