Si las evoluciones de los
Pokémon ya os parecían alucinantes, esperad a ver la transformación de este
simpático y tierno bacala en un
gordo grasiento y cardiópata. ¿El secreto? Renunciar al presupuesto mensual dedicado a peluquería y champú e invertirlo en una suscripción a
World of Warcraft.

En mi humilde pero infalible opinión, creo que ha salido ganando con el cambio. ¡Larga vida al WoW!
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