
Aquí lo tenemos, cruzándose con los Beatles en la mítica Abbey Road y jodiéndoles la portada. El tío va tan empanao que se cree el dueño de la calle, pero mira, me alegro; putos hippies asquerosos que se creyeron dioses... qué asco me dan. ¡Bien hecho, Leo!

¡La leche! ¡El menda también logró colarse en el videoclip de Thriller! Debo reconocer que se sabe la coreografía al dedillo. Y ahora que Halloween está a la vuelta de La esquina del Bernabéu, me entran ganas de echarme unos bailes en honor a este auténtico e inmortal artista... y a Michael Jackson.

Señoras, guarden a sus hijas, ¡DicCilla está en la ciudad! Ante el pánico de la indefensa ciudadanía, Dicky no se cortó un pelo a la hora de aplastar mobiliario urbano, coches, edificios y seres humanos. Cuando uno está alegre de verdad, poco le importan esas pequeñeces. Normal.

Si bien le hemos reído las gracias en la mayoría de sus caminatas, aquí ha pecado de inoportuno. Vale que todo te la sude, pero pavonearte de lo bien que te va a delante de un morapio ardiendo en llamas a lo Freddy Krueger por no querer pagar la multa del parquímetro, no es propio de ti. Sólo te ha faltado encenderte un piti en su jersey...

Y para terminar, no podía faltar un paseo histórico de esos que tanto le gustan. DiCaprio es el único tío en el mundo capaz de mantener la sonrisa sin movérsele el pelo de un huevo ante una de las escenas más dramáticas del siglo XX. Ahí tenemos a JFK hecho unos zorros, y ya veis al tito Leo... como un niño en la Cabalgata de Reyes. ¡Si es que estás echo un máquinas!
Pero ahora, amigos, viene lo triste. Después de contagiarnos su buen rollito en Los Paseos de DiCaprio I (pincha) y Los Paseos de DiCaprio II: Leo Vuelve a las Andadas (que pinches), ha llegado la hora de la dura despedida. Han sido muchos los kilómetros caminados, muchas las escenas profanadas... y el protagonista de Origen tiene que recuperar horas de sueño. Ya nunca más volveremos a 'verle en sus zapatos'. ¿O quizá sí...?
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