Una Verdad Incómoda

A propósito del post anterior, me gustaría profundizar en el polémico asunto del Cambio Climático que tan de moda está; esa red de mentiras urdida religiosamente para manipular a las masas, como si de la más apócrifa de las religiones se tratase.


Una teoría tan epistémica y mesiánica como la del Global Warming, no podría subsistir sin una Biblia propia (salvando las distancias) que cimente sus postulados, unas Profecías de Nostradamus adaptadas a nuestro tiempo, un Diario de Ana Frank que toque la fibra más sensible del pueblo o una Guía para la Vida de Bart Simpson que empatice con un público ávido de distracciones.

Pero en el Curioso Caso del Cambio Climático, no son discípulos, ni profetas iluminados, ni niñas de pluma superdotada, ni personajes amarillos de ficción, los autores de la obra, una película que advierte/acojona sobre los supuestos efectos del calentamiento global. El autor del vademécum apocalíptico del siglo XXI es, más bien, un discípulo de Bill Clinton -del que fue vicepresidente-, un profeta iluminado por el Sol que más calienta (el dólar), un niño de papá (Albert Gore Senior) que se cree muy listo, y un personaje que hace de la ficción un paradigma del amarillismo.

Hablamos de Al Gore Junior, político ultraecologista, ex senador, ex profesor de periodismo y ex publicista, que perdió las Elecciones de 2000 frente a otro 'junior' o niño de papá: George W. Bush.

Desde el preciso momento de la derrota, este artífice del Calentamiento Oval -por tocahuevos- ganador de dos premios Oscar y un Nobel de la Paz (en ese orden de importancia), es el ejemplo perfecto de lo que ha supuesto su "cambio" climático: desde que emprendió su eco-gira mundial, su cartera (y no la del Ministerio de Medio Ambiente) pasó de percibir 2 millones de euros a 100 millones en un solo año (2008). Pero hay más: a razón de 100,000 euros por conferencia, el nene se ha llevado 70 milloncetes de esta famosa moneda, sumados a los 38 que recaudó su documental, cuyas falacias han sido evidenciadas por la Justicia británica.

"Bueno y qué pasa, ¿tendrá que comer, el hombre, no?" —dirán sus chupapollas. En efecto, y su lozanía facial atestigua que come a sus horas, y de manera pantagruélica, además. Aunque claro, también tiene que pagar los costes de la Fundación Al Gore (incluido el sueldo que se paga a sí mismo), y a los científicos que alertan sobre el calentamiento terráqueo mientras sufrimos en nuestras gallináceas carnes inviernos cada vez más gélidos.

¡Pero cuidado, que el maestro de la moral ecologista tiene muchos más gastos! ¿Sabías que el tío Al posee piscina climatizada, puerta eléctrica y farolas de gas en el jardín de su mansión de 930 metros cuadrados? ¡Que sí, que sí, que te lo juro! ¿Y sabías que esa choza (anda que... ya la quisiéramos nosotros) cuenta con 20 habitaciones, 8 cuartos de baño y una casa de invitados a la que nunca vas a ser invitado? Como es lógico, esos lujos pasan factura, y la que Gorecito pagó en 2006, reflejaba un gasto energético 20 veces superior al de una familia media. ¿No se te calientan los globos?

Volvemos pues al gran nemesis de la política: la puta coherencia. Al tren de los caraduras pilotado por Borracho Uriarte, puede subirse desde ya mismo el señor Al Gore, por vender el discursito del imperativo moral en materia de consumo energético y amenzar con la llegada del fin del mundo si no hacemos lo qué Él dice, cuando lo único que impera en su meteorológica (y meteórica) cruzada es la hipocresía. Lo único verde con lo que sueña este sujeto es con una pradera de billetes, en la que sólo él pueda permitirse el lujo de vivir a todo tren, a costa de la electricidad que a los demás nos exige ahorrar. Menudo pieza, oyes.

Teniendo en cuenta todo esto, si realmente quieres conocer en profundidad lo que es Una verdad incómoda, aquí tienes el vídeo que mejor resume el tema:



Conclusión final: si tu antigua chacha le chiva a Ana Rosa que "tu hermano viola a tu hijo", no lo dudes, harás honor al título de este artículo... no como otros. ¡PorDiosporDiosporDiosporDios!

Wakonsejos: 1) No perdáis de vista la pantalla de plasma.
2) Escuchad bien cómo dice AR que se llama su antiguo programa mientras se disculpa: ¡"Sabor a Tía"!
Quizás eso explique lo de su mata de pelo vaginal.