1) IDOIA BILBAO

Esta gorda (es un epíteto es pleonástico, no descalificativo), tiene el mérito de transmitir asco con tan sólo ver su cara. No soporto que se haga la graciosa y que nadie del público se ría, ni su papel de feminista treintañera, ni su discurso de "la belleza está en el interior y no en el físico", que es lo que dicen los gordos y los feos para convencerse a sí mismos de que por dentro son guapísimos (que no tiene por qué).
Lo que ocurre con esta "periodista" del corazón es que ni siquiera se salva en lo de dentro, porque también producen náuseas sus intentos de resultar irónica, su pose de periodista inteligente e incisiva, sus autoparodias para fingir que se ríe de sí misma haciendo bromas sobre sus "kilitos", sus aires de grandeza (más bien pedos de obesidad) como escritora de libros para marujas y su putrefacto currículum, en el que figura haber participado como copresentadora del mayor contenedor de insultos y basura, como es el fallecido Tomate. Ahora aparece de vez en cuando en "A 3 Bandas", con su pompón de colores en el boli, que utiliza como logo distintivo de no sé sabe qué. Imagino que será otro intento de hacer gracia. Sin éxito.
2) JAVIER SARDÁ

Si existe alguien que represente con más rigor la prepotencia, el complejo de inferioridad, la egolatría y el cinismo en su máxima expresión, ese es Javier Sardá. Su necesidad constante de llamar la atención y de hacer que todo el mundo le mire, le han convertido en la primera gran víctima de la adicción a las cámaras, una enfermedad grave cuyos síntomas se reflejan en sus 8 años al frente de "Crónicas", su posterior programa de viajes de él, con él, pa' él y por él, y sus 4 intervenciones como jurado del estercolero "Tú sí que vales".
Sigo sin entender cómo hay gente que lo considera "un genio", o uno de los comunicadores más inteligentes de la televisión. Este tío es tan genio y tan inteligente como Pepe Navarro, puesto que ambos fueron los más vistos en el late night de sus respectivas temporadas en pantalla y su éxito se basó en exactamente lo mismo: rodearse de gente con talento, sobre la que se ha sustentado siempre su éxito, atribuyéndoselo a sí mismos de forma injusta e inmerecida. Sardá, en sí mismo, no es nadie, y al igual que no soportó perder el liderazgo de las noches, -porque eso fue lo que le hizo "abandonar los platós para siempre" (JA, JA y JA) -, acabará dejándonos en paz de una vez a todos los que no aguantamos su "humor" catalán, su historial de manipulador barato ni el resentimiento que tiene hacia la religión, la Iglesia, la derecha, o todo lo que no rime con "No a la Guerra", y que siempre se ha dedicado a superar aprovechándose del privilegio de tener una cámara de TV delante. Repugnancia, es lo que dejé de sentir cuando este engreído fue desterrado por Buenafuente... otro igualito.
3) EVA HACHE

Partiendo del hecho de que me resulta el personaje más ofensivo a nivel visual de toda la televisión, difícil sería reprimir el asco en lo que eso se traduce y lograr mirarla con buenos ojos. Es la presentadora más espantosamente fea que atisbo, como diría Alfredo Landa, y también la que menos gracia tiene de toda la profesión. Se cree que mirar a la cámara abriendo los ojos hasta que se salgan de sus órbitas, hacer muecas con la bocaza y hablar rápido es gracioso.
Pues no, oye, no es gracioso. Es una mierda, igual que su programa, cuyo título ya denota uno de los grandes pecados capitales de estos presentadores devorados por su propio narcisismo televisivo: Noche Hache, su apellido. Yo, yo, yo, yo, yo y yo. Es otro de esos programas de enfermos del ego como Buenafuente y Ana Rosa (lo de esta ya es psiquiátrico) y su imperio comercial que lo primero y lo único que vende es su nombre en forma de revistas, libros (de autoría "compartida"), cosméticos, pomadas para el culo y demás chatarra de mercadillo. Pero bueno, estábamos con Eva Hache, ¿no? Ah, es que ya he dicho que no tiene ni puta gracia. Pues pasemos al siguiente puesto del ranking, entonces.
4)

Uf... uf. Todos los que habéis visitado hasta ahora La Choza de Wakanover sois madrileños, lo que significa que no será necesario argumentar por qué no soporto a esta tía. Lo sabréis todos de sobra teniendo acceso a Telemadrid y habiendo visto (os deseo que no) alguna vez Territorio ConManchas. Aun así, ya que me he molestado en elaborar esta bonita lista, explicaré qué es lo que me impulsa a abofetear la pantalla de mi tele cada maldita noche de lunes a jueves.
No soporto el estado de ebriedad que desprenden el gesto, la pronunciación y la agilidad mental de esta "profesional", en el sentido más amplio de la palabra. Sus abominables escotes y su boca de muñeca chochona hacen que cada vez se parezca más a Carmen Porter (Cuarto Milenio), y su -de nuevo- afán de protagonismo en su cutrez de programa, que parece más de Canal 7 que de la cadena de la capital de España, hace que cada vez me sienta más como Íker Jiménez, tratando de encontrar explicación lógica a la existencia de un ente tan paranormal.
Es más basta que un Smint de panceta, pero no es eso lo que más me enerva de ella... Lo peor es que sea tan incapaz de hacer una entrevista, sin dejar hablar al invitado durante más de 6 segundos seguidos, cortándole para apostillar gilipolleces (bromitas estúpidas sobre penes o cualquier otra cosa relacionada con el sexo) o para demostrarnos a todos que no se entera de nada y que una analfabeta funcional puede llegar a tener un programa en este país.
5) ANABEL ALONSO

Lleva unos veinte años martilleándome el cerebro con su voz estridente, su mandíbula de Bartolo y su total carencia de talento. Como Bardem, Penélope Cruz, Antonio Banderas o cualquier otro actor español, ha basado su éxito en la pesadez, en volver a salir -en este caso, en la tele- una y otra vez, aún a pesar de haber sido rechazada por la audiencia en incontables ocasiones (en Antena 3, ahora mismo recuerdo "Distracción Fatal", un programa en el que torturaban físicamente a los concursantes, "Estoy Por Ti", un programa en el que también, y el reciente "La Familia Mata". En este, los torturados ya no eran concursantes, sino espectadores).
Pero siempre vuelve, como Ana Obregón, con un nuevo fracaso en el bolsillo. Y no me vale "7 Vidas" porque también acabó fracasando (si no, no se hubiese retirado por baja audiencia) y porque jamás me interesé por esa serie casposa, como todos los personajes que aparecían en ella. Sólo pido que, ya que la audiencia está hasta las narices de esta actriz, no la vuelvan a contratar para doblar a ningún personaje de una peli de Disney, porque lo de "Buscando a Nemo" fue grotesco. Entre Gurruchaga y ella destrozaron una película entera que podía haber valido la pena. Que la próxima vez le enseñe a "hablar balleno" a Idoia Bilbao, que seguro que ya posee algunas nociones básicas.
Y estos no son todos... Por desgracia, hay más presentadores que me ponen de los nervios, que por esta vez han tenido suerte, pero que no van a escapar de la choza tan fácilmente.
Próximamente, la segunda parte.
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